Vino una sirena a susurrarme al oído que para poder volar hay que dejar espacio al aire libre para que las alas se desplieguen.
Yo me toco las alas de vez en cuando y me pregunto una y mil veces si seré capaz de volar sola a esta altura.
Puede que volando, alejándome del horizonte pueda olvidarme de lo que había bajo el precipicio en el que estaba, puede que aviste nuevos horizontes donde pueda disfrutar de un bonito amanecer, de los colores del sol naciente, de la brisa en mi cara.
Hagas lo que hagas... te quiero
ResponderEliminarTodos deberíamos intentar volar lo más alto que podamos y no permitir que nadie nos corte las alas.
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