domingo, 18 de abril de 2010

EL CAMINO DE LOS ESPARTANOS


Un caos se cierne sobre mí, las estrellas que antes brillaban con una intensidad deslumbrante asoman perezosas sobre las montañas. Busco la luz con ansiedad de querer recorrer el sendero refulgente que me había trazado en el bello mapa de mis sueños pero las estrellas no iluminan lo suficiente. Y yo sin un linterna que me ayude a seguir viajando no dejo de exprimir mi pequeña cabeza para poder dar luz de nuevo al camino.

Y en el camino siguen anidando mis sueños, en él me acompaña él, mi guardián, un hombre maravilloso, lleno de defectos y de virtudes. Es él quien me ayuda a dar luz a mi trayecto, el que me arropa cuando hace frío, el que piensa por mí cuando me siento perdida, el que abraza mi desconsuelo, el que me estimula a buscar la luz que preciso para seguir luchando. Porqué aunque a veces me lo niegue a mi misma soy una guerrera espartana, y quien me acompaña es el señor de los espartanos, sabio, luchador, guerrero y sobretodo con un gran corazón que ama temeroso pero intensamente.