Sólo cuando me abandonas en el lecho para regalarte una juerga solitaria bajo la visera del insomnio aparece la soledad más profunda para agarrarse con su garfio a mi pecho.
Sólo en ese momento el desconsuelo vuela por tu habitación, me desvela mostrándome a otra persona frente a mi, el reflejo de alguien a quien no conozco, una persona muy distinta, el espejo de la verdad me devuelve una imagen algo demacrada... me tumbo, miro al techo e intento relajar los músculos faciales.
No puedo pensar demasiado pero intuyo que tras la ventana me espera un frío helado, un frío que me acobarda y me empuja a meterme de nuevo en la cama cuando ya había decidido marcharme.
Sólo por esta vez...mañana ya no estaré sola, estaré conmigo misma.
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